Una mirada al edificio del futuro

Para el año 2050 el mundo habrá alcanzado 9 mil millones de habitantes y un 75 por ciento de ellos estará viviendo en ciudades. Para ese entonces, la escasez de recursos, el cambio climático y el incremento de costos energéticos harán cambiar la forma en que vivimos y construimos, pues los actuales patrones de construcción horizontal ya no serán efectivos. Sin embargo, serán más significativos para las ciudades los cambios demográficos y en nuestro estilo de vida.
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Bajo estos parámetros, la firma de ingeniería Arup, aquella que creó la Casa de la Ópera en Sydney y el 30 St Mary Axe en Londres, entre otros, ha imaginado un edificio con características que se adecuarán a la generación predominante del 2050, quienes habrán vivido gran parte de sus vidas en un mundo digital y conectado, interactuando no solo con otros humanos sino con su entorno. Un mundo en el que viviremos en ciudades donde sus componentes serán parte de un sistema integrado y la información fluirá en tiempo real, creando un ambiente propicio para que la infraestructura, las comunicaciones y los sistemas sociales se integren, incluyendo prácticas sostenibles.
En el mundo de entonces, la tecnología estará más enfocada en solucionar problemas específicos de cada persona y habrá un flujo constante de elementos y recursos en evolución constante, todo con la finalidad de adaptarse a los cambios. Los edificios se asemejarán a organismos vivos y por tal razón, su estructura misma necesitará ser adaptable y multifuncional, con componentes dinámicos, inteligentes y reactivos. Estos también generarán recursos para su propia habitabilidad y contarán con fachadas y exteriores reactivos, casi como si tuvieran piel.
La integración comunitaria será una parte fundamental de la ciudad del 2050, contando con sistemas de transito público conectados directamente con las construcciones y creando espacios predominantes para la recreación, el ocio y el descanso. Con esto en mente, estas son las características del edificio del futuro que nos muestra Arup.

Estructura flexible

edificios-flexiblesEn ese entonces, con sistemas prefabricados y modulares, robots de ensamblaje podrán detectar, instalar, reparar y actualizar componentes del edificio. Todas las tecnologías, espacios y fachadas podrán ser rápidamente manipulados y modificados. Los materiales contarán con diseños inteligentes, estarán fabricados con materiales reciclados que resistirán por largo tiempo y tendrán capacidad de auto-repararse y purificar el aire circundante.
Su adaptabilidad radicará en un enfoque de capas múltiples con diseños y ciclos de vida diferentes para cada capa. Por ejemplo, la capa base debe estar deliberadamente diseñada para resistir las condiciones de su entorno natural y adaptarse a los usos y funciones generales del edificio. La segunda capa consiste en los módulos independientes que ocuparán los espacios entre pisos y tendrán una vida útil de unos 20 años, además de incluir detalles de fachada y paredes. La última capa será la encargada del control del edificio, y debe ser la más versátil ya que las tecnologías cambian constantemente y necesitarán ser reemplazadas con cierta regularidad.

Recursos sostenibles

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Los componentes fotovoltaicos de las superficies permitirán la producción y almacenamiento de energía. Esta será transportada por medio de sistemas verticales y será distribuida por todo el edificio. Se producirá biocombustibles de algas y turbinas eólicas podrán crear agua potable a partir de aire húmedo. El agua será recolectada y reciclada mientras que filtros y superficies purificarán el aire. Los espacios verdes que poblarán el edificio se convertirán en refugios biodiversos de distintas especies de plantas, aves e insectos.

El edificio tendrá la capacidad de optimizar la producción energética y alimentaria no solo del mismo edificio sino de la ciudad. El agotamiento de los recursos naturales, la falta de espacio físico y un cambio climático drástico harán que los sistemas de producción de alimentos se conviertan en elementos integrales de una ciudad inteligente y sostenible. Como si fuera poco, diferentes técnicas de agricultura vertical urbana como la hidroponía serán implementadas para ayudar a mermar las crisis de alimentos que se produzcan.

Fachadas reactivas

edificios-con-fachadas-reactivasLos sistemas de fachadas del futuro serán multifuncionales, conectándose a la infraestructura de la ciudad haciendo parte de un sistema integrado de edificios. Esta “piel” creará condiciones propicias para la habitabilidad, desde redes de comunicación hasta la producción de alimentos y energía.

Gracias a la nanotecnología, la pintura será fotovoltaica y estará ampliamente difundida, abriendo una nueva posibilidad para la utilización y almacenamiento de la energía del sol. La producción de biocombustibles de algas podrá ser utilizada como fuente para medios de transporte, mientras las ventanas recuperadoras de calor con ventilación natural moverán el aire hacia arriba y hacia abajo, interceptando el calor que usualmente se pierde en sistemas normales de ventilación. La nanotecnología aplicada a las fachadas también permitirá la neutralización de partículas contaminantes, capturando el CO2 y generando aire limpio a su alrededor. Por su parte, la sensitiva membrana del edificio reaccionará ante factores como los cambios de temperatura, patrones del viento, humedad atmosférica y luz solar con el fin de generar las mejores condiciones para los habitantes y producir la mayor cantidad de energía.

Integración comunitaria

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El edificio del 2050 estará completamente integrado con la infraestructura urbana a su alrededor. Estos vincularán diferentes redes de transporte, generarán espacios verdes y fomentarán comportamientos ecológicos, convirtiéndose en partes fundamentales de las comunidades, redefiniendo los conceptos de urbanismo y naturaleza.

A la vez, las viviendas serán parte de densas zonas organizadas con condiciones específicas. Estas tendrán un papel importante en el contexto de la sociedad, generando un ambiente de cambio constante sin generar traumatismos. En el edificio, la localización de instalaciones para fabricación de elementos personalizados será algo común, y los materiales base serán elementos reciclados de la basura generada en el mismo edificio, evitando el desperdicio innecesario y la necesidad de transportar materiales desde y hacia otros sitios, pues todo se producirá internamente.

Sistemas inteligentes

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Las redes de comunicaciones estarán ampliamente difundidas en las ciudades del futuro y el sistema estará regulado dentro de cada edificio, siendo este capaz de gestionar los recursos y la información de su entorno para aprovecharlos al máximo. Por medio de datos como consumo de energía, transporte, condiciones climáticas y hasta el nivel de ocupación, el edificio podrá calcular las mejores decisiones para no dejar al azar el uso de recursos, Así, este podrá crear las condiciones climáticas y energéticas propicias para cada persona.

Los sistemas del edificio podrán monitorear la reflectividad, la absorción y el balance de calor, minimizando las consecuencias del efecto de isla de calor. Los espacios interiores podrán ser completamente personalizables, y podrán ser adecuados a discreción según los requerimientos climáticos y acústicos del habitante. Sensores y tecnología OLED permitirán iluminar superficies completas. Además, con la habilidad de absorber luz solar, la tecnología evitará el uso cualquier fuente de luz artificial, dejando el uso de energía producida relegado a otros aspectos de la vida en la ciudad.

En ese entonces, los edificios no solo serán lugares donde habite la gente, sino básicamente entornos complejos, casi como seres vivos parte de un organismo aún mayor: la ciudad. Estos promoverán valores y conductas ecológicas, generarán recursos, mejorarán las condiciones de su entorno y se adaptarán a los cambios, convirtiéndolos en estructuras fundamentales para la sociedad, no solo encargadas de proveer refugio sino de cohabitar en armonía con humanos y otros seres vivos.

Imágenes por Arup

Silvio Sanchez Arango
Silvio Sanchez Arango

Fundador y director de Ecosiglos. Me motiva la Libertad, la búsqueda de la verdad y las noticias positivas. No creo que el desarrollo humano y el medio ambiente sean enemigos ni que el mundo esté tan mal como lo pintan.

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