Los secretos del éxito de la gestión de basuras en Suecia
Por Natalia Salas, Tiempo de Lectura 2:42 Minutos
A la hora de plantear estrategias y soluciones efectivas, la basura es uno de los problemas ambientales que se ubica dentro de la lista de prioritarios y que, a su vez, genera grandes desafíos para su manejo. La producción de basura ha venido en aumento de la mano con el crecimiento poblacional, el consumo y el desarrollo industrial. En el último siglo, la producción de desechos a nivel mundial se ha decuplicado y por eso, con el objetivo de generar propuestas de gestión de basuras eficiente, diferentes países europeos han desarrollado sistemas de impacto positivo en esta materia. Tal es el caso de Suecia, país emblema en el reciclaje y la recuperación de energía a partir de residuos.
El país nórdico ha ocupado los encabezados de noticias ecológicas en los últimos 3 años debido a sus importaciones de basura desde otros países. Detrás de esta novedad, se esconde un sistema de basuras que inició en el 1940 con la creación de la primera planta de incineración de basuras en el país.
El sistema de basura en Suecia se fundamenta sobre dos pilares: la incineración de residuos y la cultura de reciclaje.
El 96% de los residuos en Suecia se utiliza en plantas de incineración, las cuales proveen de calefacción a 810.000 hogares, y de electricidad a 250.000. Del total, tan solo un 4% es depositado en los vertederos. El alcance del sistema de incineración es tan grande que la demanda de basura es mayor que la cantidad producida, por lo cual Suecia ha tenido que importar basura de sus países vecinos, principalmente de Noruega, con el fin de mantener activo el programa.
Pero este sistema no sería tan exitoso si no hubiera una fuerte apropiación de la cultura del reciclaje por parte de los habitantes del país. La separación en la fuente es fundamental para la incineración, debido a que el 50% de los residuos incinerados proviene de desechos domésticos, en su mayoría orgánicos, que no pueden incluir metales, plástico, papel periódico, baterías y bombillos, entre otros, pues podrían afectar negativamente los procesos de incineración.
El sistema de incineración de basuras tiene sus ventajas y desventajas. Por una parte, la producción de energía a partir de biomasa disminuye las emisiones de CO2 en comparación con la gasolina; también, se disminuye la cantidad de gas metano liberada a la atmósfera asociada a los vertederos.
Sin embargo, el proceso de incineración produce contaminantes como cenizas, metales pesados, dioxinas, dióxido de sulfuro y otros gases. Para disminuir este efecto, en Suecia se recolectan estos subproductos y les da una disposición final más adecuada. Los metales pesados son enterrados en vertederos. Los gases son lavados para remover químicos peligrosos. El dióxido de sulfuro es convertido en ácido sulfúrico para la reventa. Las cenizas son colectadas y exportadas a Noruega en donde se utilizan como materiales de construcción. Además, existen estándares estrictos que limitan la las emisiones producidas por la incineración de basuras.
A pesar de que el sistema de incineración de basuras puede ser costoso y requiere de una alta inversión en infraestructura, Suecia ha demostrado ir en buen camino para la creación de sistemas limpios de gestión de residuos que pueden ser tomados como ejemplo y adoptados por otros países de Europa y el mundo.
Fotografía por Samantha Marx